De costumbres reservadas, este espécimen lleva su casa a cuestas, como los caracoles.
Se alimenta de vodka y otras sustancias volátiles, y habita generalmente en zonas alejadas de la presencia humana, por quienes siente un gran odio.
Presenta reflejos lentos, y poca tolerancia a la luz solar.
Se lo ha visto muy poco porque tiene la costumbre de hibernar 364 días al año, y sólo se despierta para reproducirse, tomar vodka, o jugar al Mario Kart.

G.
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