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Gus y la tortuga 2 - Llámenme Gus

martes, octubre 09, 2007
XII
Sentado en su tortuga,
de todo el pueblo rodeado,
una vez acomodado
y aclarada su garganta,
su figura se agiganta
y el relato fue entonado.

XIII
Era él apenas niño
cuando dio en su camino
con un anciano beduino
que intentándole engañar
propúsole intercambiar
con algún gesto felino

XIV
Su caballo por una cosa,
era una mágica roca,
que al joven lo descoloca
y lo enamora al instante
y entrega a su Rocinante
sin siquiera abrir su boca

XV
Que terrible reprimenda
recibía aquel muchacho
cuando su padre borracho
enterado del negocio
interrumpía su ocio
pa' castigarlo un cacho

XVI
Y sin embargo su roca
al joven conquistaba.
Largas horas la miraba
y contemplaba embobado.
Siempre iba acompañado
nunca su roca le faltaba.

XVII
Y le contaba sus penas,
sus deseos le confiaba.
En la roca depositaba
su esperanza entera,
la abrigaba en su campera,
su corazón la potenciaba.

XVIII
Y al poco tiempo, sorpresa!
Al despertar y buscarla
el joven no puede hallarla.
Y sólo encuentra en su sitio
algún que otro trocito,
mas no aceptó resignarla.

XIX
Revolviendo él su cuarto
se queda estupefacto,
cuando encuentra al tacto
una tortuga el mancebo
Sería aquella roca un huevo?
Eso sí que fue un impacto.

XX
La bautiza Maturin
y descubre por descarte
que sus pensamientos comparte,
y no necesita hablar
para poder dialogar
con su amigo y estandarte.

XXI
Y se afianza su amistad
con el otro ya son uno.
Maturin como ninguno
crece muy velozmente
y agradece con su mente
el intercambio oportuno.

XXII
Destinado a acompañar
a su amigo por la vida.
Compañero que lo cuida,
lo transporta y lo proteje
y le enseña a que maneje
grandes técnicas suicidas.

XXIII
Un cayado es su arma,
de madera refinada.
Una rama despegada
del legendario Árbol Blanco,
pulida a mano por un manco
y con runas fue tallada.

XXIV
Entrenado en el ninjitsu
por Maturin, su amigo,
ha soportado el castigo
de tan duras lecciones,
sellos y las posiciones
para sus manos, les digo.

XXV
Y ante tanto escepticismo
que veía reflejado,
vióse el joven obligado
a demostrar sus poderes.
Y con sus manos, caracteres
en el aire ha dibujado.

XXVI
Tan de pronto una explosión
llena el aire del recinto
que la gente, por instinto,
fue de bruces hacia el suelo
pero hallaron su consuelo
en el fuego variopinto.

XXVII
Brotaron de sus dos manos,
de fuego dos lenguas bravas.
Mientras al pueblo asombraban
en el aire se juntaron,
y al mezclarse conformaron
una tortuga que volaba.

XXVIII
Semejante aparición
al pueblo dejó perplejo
y hacia atrás, como cangrejo,
fueron todos despejando
la taberna, y ya dejando
al joven con su animalejo.

XXIX
A la mañana siguiente
fueron todos y salieron
a la calle, porque vieron
que el Gus y su tortuga
de la aldea daban fuga.
Y todos los despidieron.

XXX
Embarcáronse entonces
en su próxima aventura.
No se si será tortura,
o tal vez sea bendición,
postergar esta canción.
Hasta la próxima escritura!

Gus y la tortuga 1 - El extraño forastero

sábado, octubre 06, 2007
Inauguro esta sección de la fantasía épica "Gus y la tortuga", que será entregada en capítulos.
En esta ocasión, el primero, claro...

I
Es mi nombre un misterio

que quedará en el tintero
pues no importa el mensajero,
sino su canto y la historia
que cantaré de memoria
y de corazón, tan sincero.

II
He aprendido a tipear
y me he modernizado.
Tomo el blogcito prestado
y me justifica el motivo.
Con este tono afectivo
les contaré del pasado

III
Como las grandes historias
comenzaré con categoría.
No usaré alegorías
para ilustrar los sucesos.
Que no se hallen excesos,
ni faltas de ortografía.

IV
Había una vez, hace mucho,
en un pueblo muy lejano,
un venerable anciano
respetado por su saber,
quien dijo visto haber,
subtitulado en castellano,

V
A un joven de ancha espalda
y mirada tan profunda
que uno al verlo se inunda
de miedo o felicidad,
según quiera la voluntad
que aquel hombre desenfunda.

VI
Y que rumbeaba hacia allí
siendo ángel o demonio,
montando sobre un quelonio
(también llamado tortuga)
No viene este hombre en fuga
ni a compartir testimonio

VII
Distinguíase en su aura
poder y sabiduría.
Mas el sabio no veía
ni lo había presentido,
esto se hallaba escondido
y casi nadie lo vería.

VIII
Presentaba al llegar
no muy buena apariencia
y mostraba displicencia
o tal vez fuera timidez
arraigada en su niñez
o en su adolescencia

IX
Y sentado en su tortuga
a lo Buda, iba mirando
todo el pueblo, analizando
a la gente que llegaba
y curiosa lo miraba
mientras se iban arrimando.

X
"Buenos días", exclamó
inclinando la cabeza
"disculpen mi torpeza,
pero me hallo extraviado
y busco en tan buen poblado
alojamiento con presteza."

XI
Pero la gente asombrada
observaba la montura:
tortuga de una altura
de al menos metro y medio,
que los miraba con tedio
desde pupilas oscuras.

XII
Comprendió el forastero
y pidió sin más demora
se le indicase en esa hora
donde se podía alojar
pa' luego poderles contar
de su tortuga protectora

XIII
De inmediato todo el mundo
al unísono le llevó
a la taberna, que le dio
una cómoda habitación
y donde luego en canción
su historia relató

(continuará)
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